Quizás nadie pueda creer que el conocido pez Goldfish tenga un origen artistocrático. Aunque deriva de la especie llamada carpa crucial o carassius carassius, hace más de mil años los chinos empezaron a cultivarlos. Su cría estaba reservada a miembros de la realeza china, que los mantenían en envases de cerámica.
Posteriormente, se les desarrolló en estanques que rodeaban los jardines reales, lo cual facilitó su reproducción. El camino que ha recorrido el goldfish criado en las dinastías chinas ha sido muy largo, hasta derivar en los hermosos ejemplares que actualmente se consiguen por doquier. En el siglo XII los japoneses también desarrollaron su crianza.
Fue en el siglo XVIII que el goldfish se dio a conocer en Europa, específicamente en países como Inglaterra, Portugal, Holanda y Francia, donde se introdujo este pececito como artículo de moda y objeto de regalo. En el siglo XIX, el goldfish llegó a Estados Unidos, donde se desarrolló una especie 100% norteamericana, llamada "cometa".
De millonario a mendigo
Pero ¿qué hace a este pez ser tan particular? Sin duda existen características que le dan la posibilidad de ser la mascota que todos quieren tener. De acuerdo con el site www.elgoldfish.com se trata de un ejemplar pacífico y omnívoro, cuyo tamaño (según la variedad) puede ser de 15 a 30 centímetros. Es uno de los peces más vendidos en el mundo entero.
Aunque su nombre, goldfish, quiere decir pez dorado, en las tiendas de acuario es posible conseguir algunas de las 125 variedades más conocidas. Generalmente cuando se habla de goldfish se hace en singular, pero la belleza radica en que existen muchas clases distintas, en las que se dan variaciones en cuanto a los ojos, la cabeza, las escamas, los opérculos (que son las tapaderas de las agallas), las aletas caudales y las coloraciones.
Sin ánimos de nombrar todas las clasificaciones, es interesante conocer que en cuanto a tipos de cabezas es posible encontrarlas planas; orandas (tienen un crecimiento en la parte superior similar a una corona); orandas cabeza de león; pompón (se trata de un protuberancia en la parte nasal).
Las escamas pueden ser perla (de forma semiesférica), transparentes o metálicas (brillantes). Uno de los tipos más extraños de opérculos es el llamado inverso. Se dice que es una de las tipologías chinas más recientes; el borde tiene un doblez que deja las branquias a la vista. Las aletas caudales le dan gracia al verlo nadar en su acuario. La llamada larga o cola de velo abarca las dos terceras partes del pez.
La bifurcada, con una "v" pronunciada, distingue al goldfish cometa; el telescopio tiene la aleta en forma de mariposa, mientras que otros la tienen como un abanico. Otra variedad es la phoenix: doble, larga y grande. El porqué de la singularidad de las distintas coloraciones, según el site www.elgoldfish.com, depende de las circunstancias en las que vivan estos pescaditos. Se dice que la composición del agua, la temperatura, la dieta y la genética afectan a las células pigmentarias, que son de dos tipos: xantoformas y melanoforas.
Los goldfish de tonos rojizos tienen gran cantidad de células xantoformas y ausencia de melanoforas. Mientras que en aquellos de tonos azules y negros abundan las melanoforas y no existen las xantoformas. Aunque los monocromáticos son los más populares, también se les puede hallar bicolores (la más popular es la combinación rojiblanca); también están los cálicos, de fondo blanco con manchas de colores; los mate carecen de tejido reflector lo que les da una apariencia rosa.
Además del tan buscado anaranjado o amarillo (gold), también están disponibles en color café, verde, azul, negro, rojo y blanco. Cuidados necesarios. Quien desee mantener en casa a uno o unos de estos preciados pececillos debe documentarse acerca de las condiciones idóneas para su supervivencia.
El site www.elgoldfish.com ofrece algunas reglas indispensables que es conveniente conocer antes de ponerlo a nadar sin más en la consabida pecera redonda o bol transparente.
Cuidados indispensables
Al contrario de lo que se piensa, el goldfish necesita espacio para vivir. Así que por cada pez mediano se deben utilizar 35 litros de agua. Por lo tanto, no es aconsejable sobrepoblar el acuario. Otra de las máximas consiste en no sobrealimentarlos. Darles lo que puedan comer en dos minutos.
Si bien en las tiendas especializadas se consigue alimento comercial, cada tanto es bueno nutrirlos con alimento vivo. Los cambios de agua parciales, que se deben hacer una vez a la semana, no deben ser superiores al 20% de la cantidad de líquido. Se recomienda no mezclarlos con peces tropicales.
Los goldfish son mucho más delicados que otras especies, y cambiar sus condiciones de vida les puede causar estrés y enfermedades. En suma, el goldfish necesita ciertos cuidados esenciales para su supervivencia como altos niveles de oxígeno, dieta balanceada y una temperatura en el acuario de entre 15 y 22 grados centígrados.
(Artículo publicado en El Nacional, Caracas, Venezuela, el 28 de abril de 2009, en la sección Mascotas, página 7 de Ciudadanos).
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