jueves, 7 de abril de 2011

El agaporni es el ave del amor


Monogámico por excelencia, este lorito de pequeñas dimensiones encarna la lealtad
MARIELA DIAZ ROMERO

El llamativo color del plumaje del agaporni lo distingue. Y aunque usted no sepa cómo se denomina, lo reconocerá fácilmente. Se enamorará de inmediato cuando sepa que se le conoce también como el ave del amor. ¿Y sabe por qué? Porque es un ejemplar netamente monogámico, es decir, cuando escogen una pareja es para toda la vida. ¡Hay que tener un agaporni! No sólo por esta bella condición tenerlo en casa es una gran elección. Este animalito, de pequeñas dimensiones -miden alrededor de 10 centímetros- es manso, sociable y buen amigo; no consume demasiado alimento, no hay que desparasitarlo; le gusta estar en familia, y, algo muy importante, es amigo de los niños.

El agaporni pertenece a la familia de los psitácidos. Como sus primos los loros, su inteligencia es notoria. Ellos no llegan a hablar. La veterinaria Dania Ramírez dice que emiten "ruidos", y que su característica más notoria son los bellos colores de su plumaje: amarillo con naranja, rojo con verde, verde con amarillo. De hecho dicen que la bandera de Brasil está inspirada en el verdiamarillo del agaporni que -no es casual- proviene del Amazonas.

Ramírez explica que a esta avecilla "le encanta montarse en el hombro de su dueño", con los que suelen ser celosos y a los que aman acompañar. Los niños pueden tocarlos, acercárseles sin problema. "Muchas de estas aves agarran el dedo de la persona para avisarles hasta dónde deben acercarse, pero no son agresivos", explica Ramírez.

Cuidados esenciales

Un animal que da tanto amor, debe recibir amor, cuidado y atención. Así que una de las recomendaciones de Ramírez es recortar sus alas con un especialista. ¿Por qué se deben recortar las alitas, si estas aves pueden andar libres por casa? Ramírez afirma que su naturaleza le indicará que ante una ventana abierta lo mejor será salir volando, y si el dueño desea que permanezca un buen tiempo como miembro de la familia debe limitar este deseo. Aunque ellos puedan recorrer libremente los espacios -la jaula le sirve de dormitorio, baño y comedor- es bueno evitar que escapen y que sufran accidentes indeseados.

Ramírez refirió que a su consultorio llegó un agaporni con una patica fracturada, porque se cayó de una mesa. ¿Qué hacer? Si bien se le colocó la férula, esto no fue una solución porque el ave se la arrancó al día siguiente. Ramírez decidió entonces meterle un clavo intramedular, que consistió en una agujita de inyectadora de insulina. "Se la coloqué dentro del hueso -indicó Ramírez- para inmovilizar totalmente la fractura, se hizo un cerclaje alrededor con el mismo hilo de sutura, y hasta ahora la reacción ha sido magnífica". Al día siguiente de la operación, el ejemplar estaba caminando perfectamente y sin dolor. Según la veterinaria este clavito ayudará a que el hueso solde y le servirá de soporte. "Todo esto se hizo para evitar amputar la pata". Como se trata de una agujita de acero inoxidable, su permanencia está asegurada. Para evitar el dolor, Ramírez se aseguró de hacerle primero una preanestesia y luego le suministró la anestesia inhalatoria.

Este lorito debe alimentarse con semillas -sean de avena, alpiste, girasol o una mezcla de éstas-; cambur y vitaminas. Se consiguen en cualquier tienda especializada. Y, por supuesto, nunca está de más hacer consultas al veterinario en caso de emergencia, pero se trata de un ejemplar sano, que no necesita desparasitación. Podría sufrir de alguna parasitosis externa, pero con fumigaciones periódicas se pueden prevenir.

Fuente: Dania Ramírez. Medicina veterinaria. Hospital Veterinario Las Mercedes, calle París, Las Mercedes Teléfonos: (0212) 992 4947/ 991 5040

Más información en www.vivapets.es - www.minifauna.com