jueves, 22 de septiembre de 2016

Cada 23 de abril los catalanes celebran el Día de Sant Jordi y el Día del Libro.

Como parte de la fiesta, los amigos, las parejas y todo aquel ser humano de buen corazón, suelen intercambiar y/o regalar un libro o una rosa. Creo -con toda convicción- que esta costumbre catalana merece ser replicada en cada rincón del planeta en el que existan lectores, y también no tan lectores. 

Como soy venezolana, hay quien pensará que si nos tocara -como a los catalanes- regalarnos algo en el Día del Libro, cada 23 de abril (un libro o una rosa), preferiríamos un paquete de café o un jabón de tocador (algunos de los productos desaparecidos de los anaqueles de los supermercados).

Honestamente, prefiero un libro. Este ha sido uno de los pocos artículos de los cuales me niego a prescindir y, que conste, como parte de esta sociedad en crisis no consumo leche, poca carne y poquísima azúcar, los jabones que tengo me los han regalado y también sufro los rigores de la llamada “dieta” eléctrica. Pero a los libros no renunciaré jamás.

Ya son más de 100 los países alrededor del mundo que han adoptado esta fecha como propicia para celebrar el Día del Libro y el amor por la lectura. Por eso es que la Unesco no falló cuando hace dos décadas declaró esta fecha como celebración del Libro, en atención a una propuesta que hiciera la Unión Internacional de Editores dado que se cree que los escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de La Vega fallecieron –en diferentes años- un 23 de abril.

Desde 2001, una ciudad en el mundo es bautizada como la capital mundial del libro. Ese año, el primero que se adoptó esta costumbre, le tocó a Madrid ser esa capital y desde entonces dos ciudades latinoamericanas han tenido ese honor: Bogotá en 2007 y Buenos Aires en 2011. 

Aunque Caracas aún no ha sido nombrada como capital mundial del libro, cada año se celebra durante unas dos semanas aproximadamente el Festival de la Lectura, que ofrece además de novedades editoriales, una diversidad de actividades para estimular la lectura y la reflexión sobre diversos temas de actualidad.

Así ocurre además en diversas urbes alrededor del mundo ya que es una fecha importante para el sector editorial. Y es que una de las industrias que ha debido transformarse con vigor, a partir del uso de las nuevas tecnologías es, sin duda, la industria editorial.

Ya no solo se trata de dilucidar el viejo dilema de si los libros en papel serán desplazados por la lectura en formatos digitales. A estas alturas, ya todos convenimos en que ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.


Quienes amamos la lectura en un libro de papel seguiremos consumiendo este tipo de productos, pese a todo. La buena nueva es que la tecnología ha incorporado a lectores que disfrutan de los formatos digitales: el e-book reina entre los más jóvenes y también entre quienes se han acostumbrado a la lectura en la pantalla de la PC o en Kindles y tabletas, por ejemplo. 

Lo importante es simplemente leer hasta saciarse.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

La sentencia de que el dinero no trae la felicidad es una verdad a medias

La sentencia de que el dinero no trae la felicidad es una verdad a medias, porque a través del dinero es posible alcanzar, en ciertos casos, determinadas vivencias que sí nos traen la felicidad. 

Es el caso de viajar y disfrutar de unas merecidas vacaciones, luego de un año de ardua labor. ¿Quién lo duda? Acaso no es un auténtico anhelo dejarse mimar en algún hotel donde la premisa es mantener contentos a sus huéspedes. Por eso las tendencias de la industria hotelera para 2016 apuntan a consentir al extremo a sus cordiales visitantes, con el firme propósito de que la estadía sea una experiencia tal que deseen repetir en las siguientes vacaciones.

En ese sentido, una de las premisas es ofrecer muchos servicios a través de los smartphones. Una de esas tendencias es ofrecer una buena gama de servicios a través de aplicaciones descargables en teléfonos inteligentes, ya que los conocedores de la industria aseguran que los millenials serán el gran público que visitará estos espacios de confort y, siendo tan apegados a las nuevas tecnologías, requerirán que todos los servicios que estén buscando los puedan procesar desde sus teléfonos inteligentes.

Si bien Europa y la costa del Pacífico asiático son destinos privilegiados, también el Caribe y Latinoamérica seducen a muchos viajeros, por lo que las grandes cadenas españolas están haciendo importantes inversiones en Latinoamérica con opciones de lujo y vacacional. La idea es satisfacer, sobre todo, las expectativas de quienes buscan destinos de playa, arena y sol.

Los millenials siguen dando la pauta. Según un estudio de hosteltur, quienes pertenecen a esta generación prefieren viajar low cost. Por lo que a la hora de hacer reservaciones y escoger destinos, el precio más solidario influye enormemente en sus decisiones. http://www.activede.com/las-10-tendencias-turisticas-y-hoteleras-para-el-2016/

Otra opción que tendrá una gran relevancia será la que ofrezca a los viajeros la posibilidad de ejercitarse, conocer sitios nuevos pero bajos estándares de vida sana y la posibilidad de consumir alimentos balanceados. Para estos amantes de la salud y el fitness, los excesos no están en su lista de prioridades. 

Dentro de estas opciones entran todas las relacionadas con el llamado turismo de salud, ya sea que el cliente desee transcurrir unos días en un relajante spa o realizarse algún tipo de intervención cosmética, ya que más del 38% de los viajeros a escala mundial busca este tipo de promociones durante su periodo vacacional.


Para continuar en esta onda, se podría decir que de alguna forma, la gran tendencia y el reto según los expertos de la industria hotelera será brindar experiencias a los viajeros. Así, en este segmento se incluye desde aquellos que saldrán de sus países de origen para probar nuevos platos culinarios, con la gastronomía como meta soñada; hacer compras ya sea de prendas de vestir, accesorios o gadgets de tecnología en los mercados más especializados del sector;  admirar algunas de las nuevas siete maravillas del mundo; o simplemente tener un contacto pleno y satisfactorio con la naturaleza, que les devuelva la paz y la serenidad que en algún momento esquivan en sus actividades cotidianas.