lunes, 24 de mayo de 2010

Somos menos pero somos más


Cuando intenté una definición de familia monomarental no intenté colocar una etiqueta ni forzar el corset de las clasificaciones. Creo en la especificidad de cada situación, de cada familia, de cada ser humano. Pero las realidades tienen nombre y apellido, aunque a veces nos empeñemos en negarlas, o en dejar de nombrarlas. No por ello, será distinto.

Quizás en Venezuela estamos acostumbrados, con más o menos variantes, a vivir en o vivir cerca de una familia monomarental (sin saberlo o sabiéndolo pero sin "etiquetarlo"). Es cierto también que muchas familias en las que los progenitores conviven, a la hora de la verdad es uno sólo el que lleva las responsabilidades. En la mayoría de los casos es la madre, la mujer.

Cuando eres mujer y debes ser quien lleva en solitario las riendas de la familia, no siempre estás íngrima y sola. Muchas veces alrededor de este hogar se mueven, cohabitan, los abuelos, si es que se cuenta con esta bendición, esta dicha, esta gracia. Como nos ocurre a Ezequiel y a mí. Ellos son una extensión de nuestra familia, sin ellos sería muy difícil sobrevivir.

Pero aún así, son muchas las dificultades. Una de ellas es por ejemplo la carga económica. De todos es sabido, urbi et orbi, que casi siempre las mujeres ganamos menos que nuestros colegas masculinos. Si eres mamá sola (y soltera) pero profesional las ayudas económicas no están al alcance, a pesar de que también las necesitamos.

En la Misión Madres del Barrio, creada por el gobierno socialista del presidente Hugo Chávez, no figura ninguna ayuda para madres solas profesionales. Si bien tenemos otras características, como por ejemplo que no estamos clasificadas dentro de la pobreza crítica, también somos susceptibles de recibir ayudas económicas, como sí ocurre en países como España y Estados Unidos.

Sé que muchos van a pensar que una madre por mucho que esté sola si tiene una profesión y un trabajo, ¿qué más va a pedir? Eso me hace pensar en la "invisibilidad" de muchas de nosotras. como individuos aún en gobiernos como éste, que se autoproclama socialista. Nuestras especificidades, ciertamente, escapan de clasificaciones, de etiquetas, y muchas veces por dejar de nombrar la realidad "como es" vivimos al margen de los beneficios y del bienestar que nosotras, madres solas, profesionales y con trabajo, también merecemos.

lunes, 10 de mayo de 2010


Mi familia


Hace mucho tiempo que el concepto tradicional de familia se está transformando. Quizás estudiar las causas de esta transformación me puede llevar más tiempo del que me está llevando escribir esta entrada, la primera de este blog. No obstante, puedo dar fe de que aquellos hogares que muchos conocimos, en cierto sentido, han desaparecido.


Recuerdo bien la clásica definición del primer año de bachillerato, en las clases de Moral y Cívica en mi querido colegio La Salle de Valencia. "La familia es la célula básica de la sociedad". Y enseguida pensaba en mi mamá, en mi papá, en mi hermano y en mí.


Hoy, puedo seguir diciendo lo mismo, que es la "base de la sociedad"; pero cuando mi hijo de tres años y yo pensemos en familia se nos vendrá a la mente una imagen: él y yo.


¿Sería que al libro de Moral y Cívica le arrancaron la página en la que Ezequiel y yo estaríamos clasificados unas dos décadas más tarde? Y es que el concepto de "familia monoparental" nadie me lo explicó ni me contaron que eso existía, y que nosotros (Ezequiel y yo) formaríamos una de ellas.


Adjunto una definición que encontré sobre familia monoparenatl y que fue realizada por la Oficina de Planificación Social y Cultural de los Países Bajos: “Una familia en la cual un solo progenitor cohabita con sus hijos en un hogar, sin la presencia de una pareja fija y en presencia de por los menos un hijo que no ha alcanzado todavía la edad de 18 años”[1] .


¡Calza perfecto! Esta vez dejo sólo el concepto porque, como todo, hay que empezar por algo.