La mujer profesional ha conquistado paulatinamente escalas de poder |
Celina Behrensen en su artículo “Mujer Ejecutiva: Un desafío, una propuesta real en estos tiempos”, publicado en el site www.degerencia.com, explica que tradicionalmente la mujer fue “preparada biológicamente y psicológicamente para ser madre, esposa, cuidar y organizar las tareas domésticas. A través del tiempo fue adaptándose y preparándose para ser aquella capaz de resolver los numerosos problemas del hogar, las carencias, el presupuesto, atender a su esposo y sus problemas del trabajo, criar a sus niños, elegir su educación, cuidar y velar de ellos como la mejor enfermera”. De allí que no han sido pocos los paradigmas que ha debido derribar la mujer en su ruta hacia el desarrollo de sus competencias profesionales.
En
este sentido, el crecimiento de la mujer gerente en Venezuela es un fenómeno
reciente, tal como lo afirma Solange Mosello, psicóloga, magister en Docencia
para la Educación Superior y profesora de la Universidad Experimental Rafael
María Baralt (Unermb), en su trabajo “La conciencia de éxito en la mujer
gerente venezolana”, publicado en 2003 en la Revista de Ciencias Sociales de la
Unermb. Aunque el liderazgo femenino ha ido demostrando paulatinamente su
eficacia en los negocios y en la conducción de empresas y corporaciones, “menos
de un tercio de la fuerza de trabajo ubicada en el grupo de gerentes, directores
y administradores está integrado por mujeres”, explica Mosello.
Una
de las primeras limitaciones con las que se consiguen las mujeres en el
desarrollo de sus carreras ejecutivas es el síndrome del “techo de cristal”,
según el cual ellas perciben que sus posibilidades de ascenso se cierran o son
más limitadas que las posibilidades de sus pares hombres, debido a su condición
de mujer. Según
Patricia Márquez Otero, investigadora del Instituto de Estudios Superiores de
Administración (IESA), en su estudio “La mujer gerente en Venezuela piensa como
un hombre, actúa como una dama, trabaja como un burro”, al revisar la
literatura sobre el tema de la mujer gerente en Estados Unidos se ha encontrado
con que las féminas gerentes “tienen características que las distinguen
claramente de sus colegas masculinos, y que las colocan en una posición de
desventaja. Esto se refiere no solamente al ‘techo de vidrio’, sino a niveles
de salario y a la posibilidad misma de ser contratadas, en contraste con los
hombres”.
Estas
situaciones se ven respaldadas por la existencia de estereotipos en torno del
rol social y profesional de la mujer según los cuales su ámbito “natural” de
acción se circunscribe al hogar, a la vida familiar, al cuidado de los miembros
de su familia y la maternidad, lo que incide en el lento avance de la fémina en
el desarrollo de su carrera. Asimismo, los estereotipos la alcanzan también
cuando se considera que las mujeres no están capacitadas para desarrollarse en
áreas tradicionalmente denominadas como “duras”, es decir, finanzas, tecnología
u operaciones, lo que de algún modo las ha circunscrito, aunque no de manea
exclusiva, a ciertos ámbitos, como por ejemplo recursos humanos, educación o
comunicación corporativa.
Aunque
son claras y notorias las diferencias entre el liderazgo femenino y masculino,
en muchas ocasiones se suele identificar la imagen del gerente con una ética
masculina. Así lo explica Patricia Márquez Otero cuando señala que en 1977,
Rosabeth Kanter identificó el fenómeno en su libro Men and Women of the
Corporation. “Si bien es cierto que en el contexto organizacional global se
empiezan a celebrar cualidades tradicionalmente asociadas a lo femenino, como
la ‘inteligencia emocional’ y el ‘liderazgo compartido’, la imagen del gerente
en países como Venezuela sigue dominada por lo que Kanter denomina una ética
masculina, que equipara las características generalmente atribuidas al hombre
con la gerencia efectiva: una actitud decidida para resolver problemas,
habilidades analíticas para producir planes, una capacidad para poner de lado
el plano personal, y una aparente superioridad cognitiva en la resolución de
problemas y toma de decisiones”, puntualizó Márquez.
Muchos
de estos estereotipos, valga apuntarlo, han sido interiorizados por las profesionales
que se enfrentan al reto de desenvolverse en organizaciones con estructuras
rígidas y actitudes inflexibles, que llevan a “masculinizar” el liderazgo
femenino; a la necesidad de hacer mayores renuncias personales que sus pares
masculinos para alcanzar la notoriedad que desean, e incluso a pensamientos
limitantes (o lo que también se denomina como el “piso engomado”) que merman su
automotivación y la capacidad de confiar en sí mismas y en su poder para
cambiar su realidad y trastocar incluso la acriticidad acerca de esta
situación.
No
todo está perdido
El
hecho de que las referencias de éxito hayan cambiado para las mujeres, y claro
está también para la mujer venezolana, ha implicado que la mujer gerente se
sensibilice acerca de la posibilidad de cambiar sus condiciones y de conquistar
plenamente el ámbito laboral como sus colegas masculinos. Celina Behrensen
considera que en muchas empresas en crisis el liderazgo femenino podría incidir
en su recuperación y avance. “La mujer líder tiene capacidad para motivar y
debido a su capacidad de convocatoria estimular la participación y la
autoestima Diferentes estudios constataron que la mujer concibe al liderazgo
como un medio de transformación hacia sus subordinados, aplica sus habilidades
por las relaciones interpersonales y motivacionales para transformar el interés
individualista por un interés colectivo guiado hacia la empresa como
totalidad”, explicó.
Bibiana
Cortázar Ramírez, coaching personal y empresarial, radicada en la Bogotá,
Colombia, narró que sin duda la mujer ha entrado al mercado trabajo laboral con
un potencial enorme. Considera que el liderazgo femenino implica efectividad
porque la mujer se ha destacado por poseer competencias diferenciales que
aquilatan sus habilidades en cuanto a su capacidad relacional, de empatía, de
establecer vínculos estrechos; su inteligencia emocional, lo que hace que su
rol sea observado y apreciado de forma muy diferente. En los últimos años son
cada vez más frecuentes las mujeres gerentes de toda la región latinoamericana,
además de Colombia, que solicitan su visión como coaching porque están buscando
un equilibrio entre su desenvolvimiento profesional y el desarrollo pleno de su
vida personal. En muchas ocasiones, Cortázar ha encontrado a una mujer
profesional que es referente de éxito en el mundo ─por todo lo que ha
alcanzado: reconocimiento, altos estándares de salario, esferas de poder, entre
otros─, y que además está buscando tomar el control de sus emociones y el
balance conveniente entre sus responsabilidades y sus satisfacciones
personales.
María
Ignacia Arcaya, vicepresidenta de Responsabilidad Social Empresarial de la
Organización Diego Cisneros, y quien formó parte del panel de expositoras del
Foro Mujer Líder y Gerente, celebrado en mayo de 2012 y organizado por
Asemaster, es un buen ejemplo de esto. Con casi 15 años de trabajo en la ODC,
Arcaya explicó que esta organización le brindó la posibilidad de crecer
profesionalmente cuando estaba en Miami, Estados Unidos, y se había desempeñado
en la elaboración de un estudio sobre la televisión educativa para la ODC, cuyo
principal negocio es la televisión. Luego, se trasladó a Venezuela cuando le
propusieron conciliar la visión de RSE de la empresa con los negocios. Graduada
en Educación, casada y con dos hijas, Arcaya explica que sin la visión de los
líderes de la ODC habría sido más difícil para ella evolucionar como ejecutiva
de alto perfil. Considera que el hecho de que la ODC sea una empresa familiar,
propiedad de la familia Cisneros, incide en la apertura y flexibilidad con la
que contado para conciliar su vida familiar y sus labores como vicepresidenta
de Responsabilidad Social Empresarial. Tanto en su primer embarazo como en el
segundo, encontró el apoyo para dedicarse a la crianza de sus hijas y conciliar
las exigencias de su puesto. En este sentido, explicó que la empresa le dio,
por ejemplo, flexibilidad en el horario, y luego del nacimiento de su segunda
hija pudo trabajar desde su casa temporalmente hasta que pudo reincorporarse a
la oficina
Carmen
Beatriz Fernández, directora de DataStrategia, quien también participó en el
foro de Asemaster, considera que en cuanto al ámbito político, “ser mujer es
hoy una ventaja competitiva: la diferenciación es un activo”. Fernández afirma
que ser mujer facilita una mejor transmisión de mensajes emocionales, así como
goza de una mayor credibilidad en temas sociales y es capaz de defender mejor
argumentos contra la violencia. Implica también “ser mejor percibida en valores
fundamentales de la política del siglo XXI, como son la empatía, la cercanía y
la capacidad de reconciliación. Valores políticos con gran demanda en la
Venezuela contemporánea”. Refirió que una de las tareas pendientes, y en las que
se deben profundizar, a pesar de los avances, es el equilibrio en las tareas de
la vida familiar y profesional. No obstante ─refirió─ cada vez más se demuestra
que las organizaciones que incorporan a mujeres en los más altos cargos son más
competitivas. “Las corporaciones en donde existen al menos tres mujeres en su
junta directiva son más rentables que las que no lo hacían. Existe evidencia de
que el trabajo en conjunto entre hombres y mujeres aporta variables distintas y
complementarias en el análisis, y hace el pensamiento más creativo, lo que
favorece a la innovación. Por todo ello, la incorporación de las mujeres a los
más altos niveles de las organizaciones corporativas y políticas vendrá. Y
pronto”, sentenció Fernández.Si bien la mujer ejecutiva venezolana ha encontrado múltiples obstáculos y retos para desarrollar su potencial, cada vez más existe apertura a que el liderazgo femenino sea reconocido y valorado dentro de las organizaciones. La mujer venezolana ha demostrado compromiso, dedicación y alta capacitación, pero aún quedan tareas pendientes como el equilibrio en su vida personal y desmarcar el liderazgo de la masculinización para lograr un disfrute pleno del éxito que ha sabido alcanzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario