Los escritores nacionales están de buenas, muchos de ellos han logrado el éxito al conseguir nuevos lectores, publicar en prestigiosas editoriales y estar hoy en día expandiendo su área de acción al circuito internacional
Mariela Díaz Romero
Es posible afirmar que los escritores venezolanos están teniendo éxito; han tenido la fortuna de ver sus libros publicados en editoriales extranjeras de renombre internacional que tienen sucursales en buena parte de América Latina y en particular en Venezuela. Alfaguara, Alfa Editorial, Páginas de Espuma, Periferica o Lengua de Trapo han incorporado a su catálogo de autores a escritores venezolanos de recientes generaciones. Además de los ya renombrados, como Eugenio Montejo, Rómulo Gallegos o Rafael Cadenas, los más jóvenes han recibido un impulso realmente beneficioso, porque se han acercado a un público que, de otra manera, no los habría conocido.
He aquí la opinión de tres escritores venezolanos contemporáneos, que han tenido éxito porque sus libros han sido promocionados dentro y fuera del país, con lo que han cautivado a la crítica especializada y a los lectores.
Centeno: lectores dilatados
Israel Centeno es autor de diversas obras de ficción, algunas de las más conocidas son Calletania, reeditada en 2008 por la española Periferica; al igual que Hilo de Cometa e Iniciaciones. El libro más reciente de Centeno, Bajo las Hojas, editada por Alfaguara, fue finalista del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos.
Periferica se ha propuesto reeditar la obra de Centeno ya aparecida en Venezuela. El autor es considerado por esta casa editorial como “uno de los autores más seguidos y respetados de Latinoamérica”. Sin embargo, parece que a Centeno no se le suben los humos a la cabeza, si bien otorga gran peso a contar con una amplia lectoría expresa: “Cada autor responde al interés lector de la veta estética –formal– que trabaja”.
Muchas veces ganar seguidores no es cuestión de números, sino de la calidad de una obra que se va haciendo más universal, y se adueña de un puño de lectores que si bien pueden ser pocos, “se han dilatado en otros paisajes”, explicó Centeno.
Al estar inmersos en otros entornos –señala el autor–, tendrán una visión “del artefacto literario y de la historia que has contado, matizada por una perspectiva cultural diferente”.
Este escritor considera que cualquiera autor desea tener una amplia lectoría, “pero cada quién debería estar consciente cuán amplia puede llegar a ser”, eso dependerá de lo que se haya propuesto con su proyecto expresivo. A su juicio ganar lectores “va a depender, más allá del aspecto promocional, de la exigencia de la estética, de la voz y de las estructuras formales donde se planteen las historias contadas”.
Méndez: ganando lo desconocido
Juan Carlos Méndez Guédez nació en Barquisimeto en 1967; desde hace más de una década se residenció en España, donde obtuvo un doctorado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca. Ha escrito cerca de 10 novelas, algunas de ellas son Tal vez la lluvia; Hasta luego, míster Salinger, Una tarde con campanas (2004). El libro de Esther es uno de los libros más conocidos de Méndez Guédez. Fue publicado por primera vez en 1999 por la editorial madrileña Lengua de Trapo.
Este año la visita de Juan Carlos Méndez Guédez a Caracas con motivo de la reedición de El libro de Esther a cargo de la cooperativa editorial Lugar Común, del sello R.E.Lectura, fue un acontecimiento cultural reseñado ampliamente en las páginas culturales de los periódicos del país.
Es considerado una de las voces narrativas más auténticas de las jóvenes generaciones de escritores venezolanos que ha alcanzado notoriedad allende las fronteras. A su juicio haber publicado fuera de Venezuela lo ha hecho ganar lectores “que nunca habría tenido”. Afirma que muchos de esos españoles que se han paseado por sus novelas probablemente jamás habrían tenido la oportunidad de hacerlo. Asimismo, considera que buena parte de la investigación literaria que se hace sobre su narrativa (en países como Bélgica, Italia, Suiza, Estados Unidos, Francia, Croacia y en la propia España) quizás no habría sido posible si sus títulos no estuviesen en un catálogo ibérico.
Sobre la importancia que puede tener para un escritor gozar de una amplia lectoría, opina: “Supongo que debe ser maravilloso tener muchos lectores. Millones de ellos. Como no he llegado a ese punto, los que tengo los cuido de la mejor manera que sé: escribiendo los libros que llevo dentro y que tienen mis más hondas torpezas y perplejidades”.
A pesar de su notoriedad, Juan Carlos Méndez Guédez habla de sus logros con naturalidad y sin engreimientos. Refiere que ganar lectores –medida del éxito- depende de la honestidad y la coherencia con la que el escritor asume su oficio. “El escritor escribe su obra con la mayor dedicación posible y procura que cada libro sea exactamente el libro que él desea escribir. Eso va configurando un ambiente favorable para que en cada publicación sus lectores de siempre continúen siguiéndolo. Y para que estos mismos lectores sean capaces de atraer a otros”.
Chirinos: la fuerza de los esfuerzos individuales
Juan Carlos Chirinos es oriundo de Valera, estado Trujillo, nació en el 67, y es autor de varios libros de relatos como Leerse los gatos y Homero haciendo zapping. Su ópera prima, El niño malo cuenta hasta cien y se retira, fue editada por la editorial madrileña Escalera, en 2010; cuenta con una versión Ebook. Para la editorial colombiana Norma ha escrito varios libros que han conjugado la ficción con la investigación histórica, como Miranda un nómada sentimental, Cartas probables para Hann y El vivo anhelo de conocer. Los dos primeros trabajos están agotados y el último mencionado es según Norma uno de los “más vendidos”.
Juan Carlos Chirinos aprecia el tema desde una óptica un poco más política, según la cual las dificultades que puede encontrar un escritor venezolano en difundir su obra fuera del país tienen que ver más con una ausencia de políticas culturales del Estado para impulsar la creación de sus jóvenes talentos.
Si bien es cierto –explica Chirinos– que muchos escritores venezolanos han logrado llamar la atención de lectores y de editores se debe en muchos casos a esfuerzos individuales que al concierto de un Estado, enfocado en promocionar y difundir a sus escritores.
“Si el estado venezolano otorgara ayudas a las editoriales extrajeras para publicar y traducir su literatura, seguramente aparecerían más editoriales interesadas en publicar libros de venezolanos. Porque está sobradamente probado que la literatura venezolana gusta en el extranjero”. Y en este particular, Chirinos menciona a autores como José Balza, Alberto Barrera Tyszka y Rafael Cadenas, entre otros, que sí viven en Venezuela y pertenecen a una generación anterior a la suya, y que gozan del respeto de lectores y editoriales. Considera que “los venezolanos son altamente apreciados por la crítica; solo falta que las editoriales encuentren el lado ‘comercial’ del producto, para que los lectores tengan fácil acceso a él y puedan comparar y juzgar”.
Marcalibros
-Si no consigue los libros de estos autores en los anaqueles de las librerías venezolanas, a través de librerías on line es posible encontrar la mayoría de los trabajos de estos autores. Visite www.casadellibro.com, www.fnac.es y www.norma.com.
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